viernes, 13 de mayo de 2011

EL CUADRO

Después de llamar al timbre, estoy nerviosa. Al mirar a José Luis y ver su expresión tensa y pálida, me doy cuenta de que él también lo está. Mientras veníamos en coche hemos hablado mil veces de ello, pero José Luis no hace más que repetir el mismo punto: lo que nos había convencido para hacer la escena.
.- De todas formas en casa lo hacemos todo el rato. ¿Porqué no conseguir el cuadro, o los cuadros que queramos, haciéndolo aquí?
¿Porqué no? ¿Qué cambiaría?¿No nos sentiríamos raros con alguien mirándonos, filmándonos, siguiéndonos de cerca?Bueno, si, tal vez...,pero estaba el hecho de que, a partir de una foto que él me hizo, llevamos casi dos años intentando tener un cuadro mío de la misma y aun no lo hemos conseguido.
Conozco a Manguita desde hace mucho tiempo, desde que era ingeniero civil y trabajaba conmigo. Luego lo dejó todo y se dedicó a la pintura. Es un artista atípico. Empezó dibujando sobre embalajes de cajas de banano, en la zona de Limón, se especializó, posteriormente, en rostros, por lo general de negros, y ahora, quería hacer una serie de grupos pornográficos, similares a las antiguas esculturas incas.
Cuando le pedí que me hiciera un cuadro de la foto, me dijo que tendría que posar desnuda, con las tetas y el culo al aire. Entonces no me pareció mal. Quería el cuadro y no me preocupaba posar desnuda para él. Ahora, sin embargo, deseaba poses pornográficas, de modo que, rápidamente me puse a su altura, subí el precio. Quería mi cuadro, las fotos que tomase, las cintas de video y algún cuadro de la nueva serie. Dijo que sí y acepté. Me aseguré de que no nos tocaría, aunque este extremo, dada su homosexualidad, estaba fuera de la lógica, sin embargo, era mejor aclararlo.
No es que Manguita tenga mal aspecto. Hemos pasado muchas aventuras juntos. Le he visto desnudo y él me ha visto a mí; en cierta ocasión, a causa del alcohol y de los porros, intentó seducirme. Solo me magreó los pechos, me acaricio el sexo y jugo con mi culito metiéndome el dedo por el ano, pero ahí terminó todo y eso, hace ya muchos años. Es bajo, como yo, tiene el rostro ancho, casi cuadrado, una piel tersa y limpia y unos ojos vivos e incisivos. Se mueve con lentitud y su pelo, muy corto, finaliza con una coletita que le da, unida a su vestimenta blanca, un aspecto muy llamativo.
Existe otra razón para acudir a él. Manguita ha conseguido, para esta sesión, una casa en la zona norte de Escazú. La conozco y es encantadora. Esta aislada y posee un lujurioso jardín de helechos, con un jacuzzi acristalado rodeado por una tupida pradera salpicada de fucsias rosas y calientes.
No sé porqué me ha llamado ahora. El no obtenía ninguna satisfacción física en mis anteriores sesiones, en las que posé desnuda y de las que únicamente hizo unos bocetos esquemáticos y pobres. Esta vez el trato era diferente. Quiere que vayamos José Luis y yo, que hagamos el amor ante él y que pueda filmarnos, fotografiarnos, observarnos. Dice José Luis que al principio se pasaría las noches, con algún amiguito, viendo mis dibujos. Tal vez tenga razón, pero lo dudo. Como buena nativa, medio indígena, tengo, al parecer, un aspecto agradable. Abundante pelo negro, ojos del mismo color, un cuerpo delgado y sin grasa, poco corriente en mujeres de mi edad, pezones enormes y una absoluta falta de pudor.
Pasos, esta a punto de abrirse la puerta y miro a José Luis por última vez mientras aun estamos solos. Parece asustado tiene los labios prietos. Es un hombre mayor, que, con ayuda del deporte aun se mantiene en forma. Pestañas y cejas muy negras y brillantes, pelo fino, plateado. Ah, si, casi me olvido, un culo divino. Solo con pensar en el me excito y se lo hago saber sacando la lengua para chuparme los labios. El abre la boca y deja caer las manos para tocarme el mió justo cuando se abre la puerta.

.-Sonia...entra, entra. José Luis...pasa.
.-Gracias, responde José Luis en tono amistoso.
Rompo a reír con una risa mezcla de nervios y de excitación. José Luis no sabe en lo que se ha metido, pero ya que hemos llegado hasta aquí, pienso divertirme.
.-No he oído más que cosas buenas de ambos, solo secretos eróticos...bromeo burlándome de los dos.
Manguita aparta los ojos de José Luis y me sonríe. Veo que siente una especie de confianza mística hacia mí.
José Luis también sonríe, seguro en su interior de que no le he comentado a Manguita nada de él, lo cual es cierto. Viendo su reacción me pregunto si estará empezando a entender lo que quería decirle en el coche cuando le expliqué que este trabajo era para mí como un espectáculo: un drama improvisado en el que interpretaba cualquier parte del guión que se me pidiera.
Justo ahora necesitábamos a alguien que suavizara la tensión. Manguita interpreta su papel a la perfección.
.-Sonia. ¿Champaña, como siempre?
.-Gracias, cariño, le respondo.
.-Comenzaréis por el baño.¿No?La sala esta preparada. Ya sabes el camino. Yo llevaré las copas. No os molesta que fume un porrito.
.-Como quieras, le digo.
Me llevo a José Luis a la habitación acristalada con el jacuzzi hundido en el suelo de piedra. Manguita debe estar anticipando un día muy especial porque el agua esta salpicada de pétalos de rosa, blancos y amarillos, flotando en la superficie, perfumando el aire. José Luis recupera rápidamente el aplomo y se me acerca tocándome el culo a través del vestido. Doy media vuelta y le rodeo el cuello con los brazos. Nos besamos, yo de puntillas. José Luis hunde su lengua profundamente en mi boca. Esta caliente (no hay lugar para el miedo cuando nos besamos).Deslizo la mano por su camisa hasta los pantalones y meto un dedo por ellos, como un gusano entre la ropa, buscando su piel suave para acariciársela con las uñas.
.- ¿Lo deseas?, murmuro bromeando mientras me aparto.
Pongo los talones en el suelo y le desabrocho el botón de los pantalones.
.- Ssssiii.......gruñe y compruebo que se ha olvidado por completo de Manguita.
Esta bien, al fin y al cabo él solo quiere mirar. Le quito los pantalones mientras él se abre la camisa. Le encanta que le despoje de la ropa, de modo que me empleo a fondo pellizcándole los muslos, acariciando su sexo. Sus piernas son de oro, su piel muy bronceada por las sesiones de sol de la playa.
Alzo la vista decidida hacerle saltar.
.-Quiero tu pi-pi, digo apretándole ligeramente los testículos, presionando con un nudillo entre sus nalgas.
.- Pues cómetelo entonces, responde quitándose los calzoncillos, mostrando un falo en creciente erección. La cabeza tierna y roja, la piel retrocediendo como un telón rosa que subiera.
.- Empieza el espectáculo.
Me echo a reír y me levanto dándole una palmada en el culo mientras le agarro la erección con la otra mano.
.- Todavía no, querido, primero el baño.
José Luis me mira inclinarme para probar el agua con la mano. Se que soy observada. Me remango el vestido para ofrecer una encantadora visión de mis nalgas, de mis piernas. Sin duda Manguita estará gozando con la escena. Mi culito por un lado y José Luis frotándose el falo, haciéndolo crecer hasta el borde del agua.
.- Ya sabes que cuanto mejor lo hagamos Manguita nos dará luego todo lo que le pidamos, digo, así que tomémoslo con calma.
Los dos sonreímos. Se empieza a meter en el agua mientras murmura:
.- Cuando te coja te voy hacer ver las estrellas.
Veo como, bajo el agua, se lleva la mano a la verga. Me encanta que haga y que diga cosas así y él lo sabe. Me dirige una voluptuosa mirada de: Ya te enseñaré a ti luego.
Me quito el vestido por la cabeza y me quedo desnuda, excepto una braguita blanca que José Luis me regaló y que deja al aire por completo mi culito. Me agarró los pechos con las manos y extiendo las uñas alrededor de mis pezones, ya contraídos por el clímax. Siempre me excito cuando me toco las tetas. Me las aprieto para que José Luis sepa lo excitada que estoy. Sonríe. Me quito las braguitas y me meto en el jacuzzi. Manguita llegará pronto y no quiero
impresionarle.
.- ¿Que te parece el ambiente?, y Manguita?, le pregunto. Habíamos estado tan preocupados que hasta ahora hablábamos de ello.
.- Bueno, no esta mal, dice José Luis, aunque advierto una cierta tensión, un embarazo en su voz. Si, se siente violento.
Si fuera José Luis la presa de Manguita sería yo la espectadora. La idea me excita de tal forma que me asombra de no haberla pensado antes. Imagino el falo de José Luis en las manos de Manguita. Un hombre follando a otro hombre. Me imagino, sin decirlo, la delicia de algo totalmente nuevo y... oculto la idea.
.- Piensas que te gustaría ver como Manguita me masturba, dice José Luis como si leyera mi mente.
Oímos muy cercano el ruido de las copas y lo vemos entrar. Cuando se inclina para darme la mía se le abre la bata y veo un pecho sin vello con pequeños pezones de bronce. Se queda junto al cristal mirando hacia el jardín, de espalda a nosotros. Se quita el batín, parece que tenga una mano en el sexo. Los músculos de los glúteos le perfilan la suave hendidura del culo, terso, algo peludo. Pasan los minutos. ¿Se estará masturbando? Me vuelvo hacia José Luis para saber lo que piensa y veo que su mano se mueve bajo el agua trabajando en su verga palpitante. Esta en ello. Magnifico.
Pero cuando Manguita gira, la suya no esta dura en absoluto. Aunque tiene un falo de buen tamaño, no esta erecto. Probablemente estaría meditando el futuro. Se mete en el jacuzzi.
.- Me alegro mucho de que hayáis podido venir, dice, hace un día maravilloso. Se vuelve hacia José Luis: Confío que todo esto no os molestará. Sonia me dijo que podía contar con vosotros y bueno..., si después queréis algún otro cuadro, aparte del de ella, elegid el que mas os guste. Además, formáis una pareja muy fotogénica, o sea, la sesión de hoy será un éxito total.
Es una cuestión de negocios. Nos recuerda el trabajo que tenemos que hacer y apuramos las copas. Manguita sale del agua y nos las rellena; se pone el batín y se sienta a fumarse otro porrito.
Unos tragos más, un poco de charla intrascendente y ya estoy lista. Algo borracha, pero eso lo hará más fácil. Estoy pensando: ¿Y si en lugar de arquitecta me convierto en una modelo porno y me gano la vida posando? Suelto una risita mientras salimos del agua. Nos secamos y tal como estamos acompañamos a Manguita al estudio. José Luis me mira de reojo con lujuria, hay un nuevo aire de decisión en su rostro. Su sexo, flácido tras el baño, se esta preguntando si se pondrá duro delante de un extraño. Pero según me siento yo no tiene porque preocuparse.
Me tumbo boca abajo, en una enorme cama situada en el centro de la habitación con las piernas y los brazos abiertos. Manguita dice:
.- Adelante, imaginaos que estáis solos y en casa.
Le veo, por encima de mi hombro, ir hacia un rincón oscuro en el que se distinguen cámaras de fotos, videos, ojos vigilantes. Paso las manos por la colcha blanca de cachemira pensando:" Al menos tiene buen gusto, es casi tan suave como la piel de José Luis". Estoy caliente por el baño y la cama también lo está. Hay luces estratégicamente colocadas a las distancias justas. No es extraño que el rincón en el que esta Manguita este a oscuras. Apenas si puedo verle a contraluz. José Luis se hunde en la cama muy cerca de mí. Me doy la vuelta y quedamos frente a frente. Le lanzo los brazos al cuello mientras nos miramos a los ojos.
Ya estamos, pensamos en silencio preguntándonos como diablos hemos llegado hasta aquí, a esta cama, posando para un pintor.
De pronto siento en el muslo la cabeza de su creciente falo. Le miro a los ojos y veo que empieza el cambio, muy sutil al principio, pero claro, tangible. Es como si se preparase una tempestad en el mar del Norte, voraz y algo maligna, pero excitante y potente, un viento y un rugido que hacen que me sienta viva. Su boca me susurra:
.- Vamos, vida, cógeme.
Siento la ola como si fuera una piedrecita atrapada en la corriente, absorbida, devorada y devuelta al torbellino del mar.
.- Te voy a violar.
Oigo mi voz canturrear las palabras y le paso las manos por los hombros, tensos, sosteniendo su peso sobre mí. Le deseo siempre un poco más cada vez que hacemos el amor. Nunca se lo que va a ocurrir... pero cada vez es mejor. Alzo el culo para que la punta de su pi-pi alcance mi sexo, pero él también alza el suyo, travieso, al unísono conmigo, acariciando con su falo mi clítoris. Mis manos se arrastran por sus estrechas caderas hasta sus nalgas.
.- Vaya culo que tienes, le digo, lo que más me gusta.
Siento su pene golpeándome el abdomen como una piedra. Me excita y me froto contra él, arriba y abajo. Nos frotamos hasta que lo desliza sobre mi pubis. Esta mojado de sus propios jugos y siento su estela en mi muslo, en mi estómago, gozosamente entre los labios de mi vagina. Si, me esta abriendo, me hace saber lo que viene ahora. Lo guío con la mano, con ritmo perfecto. Siento que me voy a correr, me frota en el punto preciso. Nos detenemos y nos miramos a los ojos. Es tan hermoso en nuestro amor. La habitación ha desaparecido. ¿ Donde está Manguita ?. No me acuerdo de él, estamos los dos flotando en una cálida nube blanca sobre el mar.
Ah, por fin esta ocurriendo. Ha tomado mi coño con su falo. Embiste muy despacio, un poco mas hondo cada vez. Mi sexo lo chupa como un niño a un polo. Los sonidos emergen de mí como una bandada de gaviotas, suaves sonidos, luego gritos jadeantes.
.- Me lo haces tan bien le digo. El ríe suavemente.
Es tierno, tiene el control, pero siento que yo lo pierdo, lo siento muy hondo en mi vagina, donde me besa la punta de su sexo, dentro..., me gusta perder el control. Me gusta verle enloquecer. Comienza a empujar un poco más fuerte, un poco mas deprisa, respira pesadamente, le animo.
.- Córrete, susurro, sabiendo que al oírme me inundara de semen.
Noto un vaho, como sudor, brotar de su espalda. Me encanta. Me encanta sentir como me enviste mientras sus huevitos me golpean en el culo. Me doblo para unirme con él, para estar con él. La respiración rápida, jadeante.
.- Córrete, córrete ya.
Cierro los ojos, pierdo mi control. ¿Donde estoy? Es el ritmo, es la sensación, elevándome....Si, es como un latido..., tengo que moverme con el, llegar al clímax juntos, ahí, si, ahí.
.- Me voy a correr, lléname
Le aprieto y él me enviste mas fuerte, más duro, nos deslizamos por la cachemira. Vuelan mis piernas, mis dedos se hunden en su espalda. El sabe cuando parar, pero se queda ahí, hondo. Ambos sentimos las oleadas de mi arrebato, como olas alejándose de una gran piedra arrojada en un estanque. Presionamos el uno contra el otro, calientes. De nuevo siento que me fundo, que me disuelvo, el coño me palpita todavía con el primer ritmo. Me aparto y extiendo los brazos perezosamente sobre la cabeza. Me estiro sobre su pene, ya fuera de mi. Se lo miro con placer, esta grueso, empapado de mis jugos. Sonreímos. José Luis sigue mi mirada, se arrodilla, se lo coge y cierra con fuerza su puño. Hay dolor en su rostro mientras se agarra el miembro dolorido y de nuevo endurecido.
.- Por tu culpa, exclama, queriendo decir que yo le he hecho eso. Primero duro, luego blando y de nuevo duro.
Me llevo las manos al sexo y abro bien las piernas para que pueda verme la flor de la vulva. Su rostro se suaviza entre gemidos, la mano le vuela arriba y abajo trabajando para si mismo. Con el coño abierto me junto los pechos con las manos. Saco la lengua deseándomela llevar hasta ellos para lamerlos, chuparlos. José Luis se inclina, me acaricia los pezones, desliza sus labios entre mis senos, por mi vientre, deteniéndose para besar el suave montículo, sobre el punto en el que nace el deseo. Me alzo sobre los codos y le aparto la cabeza antes de que me alcance su lengua. Le cojo del pelo y le mantengo la cara cerca de mi sexo, se lo hago observar mientras uno de mis dedos desaparece en su interior. Su rostro es todo hambre y fascinación. Con el dedo empapado me acaricio ahora el culito, lo introduzco en él; José Luis se excita con su visión, lo saco y se lo doy a chupar, luego me lo chupo yo mientras su lengua acaricia mi clítoris.
Me levanto dejando que me empuje con su lengua. Pongo mis rodillas entre sus piernas, él sigue tendido. Una luz golpea mis ojos y me ciega, como si hubiera mirado directamente al sol. Pienso:" Manguita, a mi espalda, se esta haciendo con un buen botín de fotos". Aunque es algo muy vago se que José Luis y yo somos conscientes de su presencia. Estamos dando una representación, pero una de las mejores, diría yo.
.- Ahora te chuparé yo, le digo.
José Luis me pone las manos en los pechos y yo me inclino hacia delante dejando caer mis cabellos y mi lengua sobre sus tetillas, por las costillas, bajando centímetro a centímetro, mas y mas. Sus manos vuelan por mi cuerpo, presionan aquí, pellizcan allá, es fantástico, me encanta y quisiera arrojar mi boca contra él y engullirle..., pero no lo hago. Una buena mamada comienza lentamente y va creciendo. Le soplo con suavidad en la palpitante cabeza, los labios muy abiertos y ensalivados se acoplan a ella a la perfección. le lamo el pequeño agujero, paso la lengua por el borde, luego por la punta. José Luis suspira, gime débilmente, con una mano me pellizca el pezón, con la otra aparta mi pelo del rostro para verme acariciarle con la boca. Estoy de espaldas a la cámara, Manguita lo esta filmando todo. Vaya visión. Alzo bien el culo en el aire, se que le gusta ver como lo muevo, como se me abre para que pueda captarlo bien con su objetivo. Deslizo la lengua por los lados de su sexo, me lo meto mas hondo en la boca. Ahora me presiona la cabeza, echo hacia detrás los labios apretándolos....El se mueve, justo ahí, un poco mas hondo.
.- Tómame, tómame.
Tengo la mejilla enterrada en su vello sedoso, percibo el húmedo olor de sus testículos. Deseo tragármelo, tragármelo entero. Le cojo los huevos con la mano y le dejo salir de mi boca, para frotármelo por la cara. Sabe igual que yo y me encanta saborear mis propios jugos en él.
.- Quiero beber tu semen, murmuro con la mitad de su pi-pi en mi boca, dámelo.
Una mano me palmotea, juguetona, el culo. No es José Luis, lo se al instante, es demasiado grande, pero quien quiera que sea su propietario me esta metiendo un magnifico dedo en el ano. Me vuelvo y veo a Raúl, un atractivo negro que muchas veces hace de modelo para Manguita y que, para su desgracia, no es homosexual. ¿Que esta haciendo aquí.?.José Luis y yo nos quedamos quietos, mirándonos sorprendidos. Pero su pene todavía salta y se agita contra mi mejilla y yo no puedo quedarme quieta porque Raúl me abre el culo con una mano y con la otra me acaricia, hábilmente, el clítoris, deslizándose dentro, fuera..., alrededor....Comienzo a moverme al ritmo de sus manos y cierro los ojos. Que importa, de todas formas siempre he deseado follar con dos hombres a la vez, que más da que uno sea negro. Incluso a lo largo de mi vida he coqueteado con alguno. Miro el rostro de José Luis mientras él observa a Raúl entre mis piernas con las manos enterradas en mi vulva, piensa que esta bien. Y esta bien. Raúl gruñe de placer follándome con sus manos rápidas y fuertes y yo le chupo el pene a José Luis como si fuera lo ultimo que fuera a llevarme a la boca. Raúl me lleva hasta el borde, luego me deja retroceder hasta que enloquezco.
Estamos casi a punto, todos jadeando, corriéndonos juntos. Raúl acelera y yo me voy chillando. Dios mío, como lo hace.
Una mano en el coño, un dedo en el culo, es divino y yo, egoísta agitándome y gritando sobre la blanca cachemira. José Luis se coge el sexo y se lo frota, le fascina ver como me corro. Veo dos falos, uno blanco y otro negro. Nunca había visto algo parecido. Los dos se masturban ante mi cara, cojo uno con cada mano, son como lanzas y los utilizo para excitarme. Chupo uno, luego el otro. El sabor del de Raúl es algo que nunca había probado, delicioso, rojo-negro. Le hago gemir sacudiéndoselo, hundiéndomelo hasta la garganta, lo dejo y tomo el de José Luis .Intento metérmelos en la boca, pero no puedo, son demasiado grandes. Los froto uno contra otro, mi lengua entre ambos. José Luis no podrá resistirlo mucho mas, veo líneas tensas en su rostro:" Tiene que hacerlo ahora mismo". Saca su pene de mi boca, me empuja hasta tumbarme de espalda y me penetra con pasión.
.- Córrete en mí, le digo viendo el falo de Raúl sobre mi cara.
.- Aguanta, luego me inundas, susurro tomando aquel sexo negro e introduciéndomelo en la boca, chupándolo con fuerza.
Me excita ver las caras de José Luis y de Raúl. Siento a uno entre mis piernas y a otro entre mis dientes. José Luis me pellizca los pezones, se enerva, se le pierde la mirada. Es una sensación que siempre soñé y nunca tuve, dos penes en mi, para mi, llenándome por completo.
.- Córrete José Luis, le digo.
Siento como su eyaculación me invade, como cae desplomado a mi lado, como mis piernas desfallecen. Raúl nos observa mientras se masturba, José Luis descansa. Me giro y tomo de nuevo el falo negro que flota ante mis ojos. Lo chupo, disfruto del color de la noche entre sus muslos. Extiendo parte de mis jugos y de los de José Luis sobre el sexo de Raúl, lo paso por mis tetas, por mis pezones. Esta tenso, jadea, pero no grita. Le meto un dedo en el culo y como un rayo gime. Una blanca eyaculación brota de su negra erección.
.- En mi boca, en mis tetas, grito y su sabor agridulce me salpicar los labios, los pechos, me hace cosquillas al resbalar por mi cuello.
Se derrumba. Ahora me toca a mí reír. Todos descansamos vibrando como ecos en un valle. Me dejo caer entre los dos sin aliento. Oigo sus respiraciones entrecortadas intentando recobrarse. José Luis empieza a distribuir su semen en mi piel, acariciándome los pechos, el vientre. Raúl le imita, solo que él me toca la cara con sus dedos negros y salados. Me intriga lo rosado de sus yemas. Cuando me pasa el dedo por la mejilla lo cojo con los dientes y lo chupo, como un bebe mamando. El lo retira y lo pasa, mojado, por mi oreja, mi teta izquierda, mis costillas, hasta llegar al clítoris, húmedo e hinchado. Suspiro, abro las piernas y coloco una sobre cada cuerpo. Raúl no juega conmigo sino que reposa su mano en mi pubis. José Luis me acaricia los pechos. Nunca había sido poseída por dos hombres a la vez. Nunca había imaginado lo magnifico que sería tener unas manos en el pecho, otras en el coño, dos falos para jugar, pura magia. Mis suspiros son de felicidad.
Ahora solo oigo el latir de los corazones una y otra vez. Permanecemos silenciosos después de tanto movimiento. Pero hay algo mas, el sonido de la cámara, luego el clic y los destellos luminosos. Dios mío, pienso, nos estaban filmando, fotografiando. También recuerdo, con gran satisfacción, lo que vamos a conseguir con esto.
.- Increíble, grito a Manguita al otro lado de la habitación.
Oigo su risa lejana. Miro hacia Raúl, que tiene su mano en mi sexo, y a José Luis, que me cubre los pezones, ambos sonríen. Es curioso, pero no me siento incómoda ni extraña.
.- Supongo, Manguita, que cuando reveles todo este material podamos venir a verlo, vuelvo a gritar.
Me recreo ahora con lo que veré entonces y sueño con los cuadros que saldrán de esta sesión, hecha con el único interés de tener un desnudo mío. Ahora podré tener los que quiera y mas aun, si Manguita, después de esta primera experiencia, desea tener otras parecidas.
Mi clítoris vuelve a endurecerse y mis pezones toman de nuevo forma. Raúl y José Luis siguen complaciéndome en silencio